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La India en 8 monumentos imprescindibles

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18/04/2024

La India es un país de contrastes, un destino que no te dejará indiferente. El norte es rocoso, dominado por la imponente cordillera del Himalaya, que alberga los picos más altos del mundo. La zona este y oeste está bañada por el océano Índico, mientras que en el interior se halla el emblemático río Ganges, el más largo de la India y considerado sagrado por sus habitantes. En el extremo suroeste se encuentra Kerala, el estado más verde y paraíso natural por excelencia. No cabe duda de que la naturaleza en la India es impresionante, pero ¿qué hay de la arquitectura? Descubre cuáles son los monumentos top en la India.

Desde templos hasta palacios o, incluso, mezquitas, el país asiático está repleto de tesoros arquitectónicos. De norte a sur, estos son los mejores.

1. Templo de Oro (Amritsar)

Empezamos la ruta en Amritsar, una ciudad del norte de la India que acoge un refugio espiritual que no pasa en absoluto desapercibido. Este santuario que presume de destellos dorados se alza en medio de otras construcciones de color blanco, de ahí que destaque al máximo. Se construyó como un lugar de peregrinaje para todos sin distinción de religión o raza.

2. Fuerte Rojo (Nueva Delhi)

La capital india está llena de atractivos. Uno de ellos es el Fuerte Rojo, un palacio fortificado que debe su nombre al color rojizo de la piedra arenisca con la que fue construido. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el Fuerte Rojo es el mayor monumento de Nueva Delhi.

3. Mezquita de Jama Masjid (Nueva Delhi)

Aprovecha tu visita al Fuerte Rojo para conocer la mezquita de Jama Masjid, situada a un corto paseo a pie. Se trata de una de las mezquitas más grandes del país y la más importante de Nueva Delhi. Su vistosa fachada coronada por tres cúpulas de oro llama la atención, como también sus dos minaretes de 40 m de altura que ofrecen las vistas más espectaculares de toda la ciudad.

4. Taj Mahal (Agra)

Para conocer una de las 7 Maravillas del Mundo hay que desplazarse a Agra. Esta ciudad alberga el icónico Taj Mahal, un mausoleo que se erigió como símbolo del amor del emperador Shah Jahan a su esposa en el siglo XVII. Construido en mármol blanco, contrasta con el verde de los jardines y el azul del cielo, si bien este mausoleo es especialmente bello al atardecer, cuando el cielo estalla en mil colores.

5. Palacio de los Vientos (Jaipur)

Toca dirigirse a la capital del estado de Rajastán, Jaipur, conocida como la ciudad rosa. Entre sus monumentos más bellos está el Palacio de los Vientos (Hawa Mahal). Este consta de una fachada hipnótica de arenisca rosa con un millar de ventanas. Mucho mejor si puedes contemplar este palacio bajo las tonalidades de la primera hora de la mañana.

6. Puerta de la India (Bombay)

Nos desplazamos hasta Bombay, la ciudad más poblada de la India para admirar la emblemática Puerta de la India, erigida a principios del siglo XX. Con una altura aproximada de 26 metros, este monumento se llena de vida especialmente al anochecer, cuando se instalan diversos puestos de comida y las familias salen a pasear.

7. Templo de Suria (Konark)

Cambiamos de costa para dirigirnos al noreste del país, donde se ubica el formidable Templo  de Suria, un templo hindú del siglo XIII dedicado al dios del Sol. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, nada tiene que ver a los monumentos que hemos visto hasta ahora. El acceso al templo está custodiado por dos increíbles leones que se alzan sobre dos elefantes.

8. Palacio Real Mysore (Mysore)

La última parada de este recorrido por la India en 8 monumentos imprescindibles es la ciudad de Mysore, localizada en el suroeste del país. Si por algo es conocida Mysore es por su espléndido Palacio Real, que combina diferentes estilos arquitectónicos: hindú, islámico y gótico. Fue terminado de construir en el año 1912 y constituyó la residencia oficial de la dinastía Wadiyar, que gobernó la región durante 500 años.

Estos 8 monumentos descritos son una ínfima parte de todo lo que tiene la India para ofrecer. ¡No te pierdas tampoco su riqueza natural, sus festividades y, por supuesto, su gastronomía!